La inflación en Estados Unidos probablemente aumentó modestamente en julio, pero no lo suficiente como para descarrilar a la Reserva Federal de un recorte ampliamente anticipado de las tasas de interés el próximo mes.
Se espera que el índice de precios al consumidor del miércoles haya aumentado un 0,2% con respecto a junio, tanto en la cifra principal como en el denominado indicador básico, que excluye los alimentos y la energía. Si bien ambos datos representarían una aceleración con respecto a junio, las métricas anuales deberían seguir aumentando a uno de los ritmos más lentos observados desde principios de 2021.
La desaceleración de los costos de la vivienda, que comprende alrededor de un tercio del IPC general y es un gran determinante de la tendencia inflacionaria más amplia, que comenzó en junio debería continuar.
La reciente disminución de las presiones sobre los precios ha reforzado la confianza del mercado en que los funcionarios de la Fed podrian empezar a reducir los costos de los préstamos y al mismo tiempo centrar su atención en el mercado laboral, que está mostrando mayores señales de desaceleración.
El informe de empleo de julio mostró que los empleadores estadounidenses redujeron sustancialmente las contrataciones y la tasa de desempleo aumentó por cuarto mes, lo que desencadenó un indicador clave de recesión y contribuyó a una liquidación del mercado bursátil mundial.
Otros datos que se tratarán en la agenda son las últimas lecturas sobre las expectativas de inflación, la confianza de las pequeñas empresas, la producción industrial y la construcción de nuevas viviendas.